¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?
Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.
Por eso me nombró predicador y apóstol de ese mensaje. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los no judíos para enseñarles la verdadera fe.
El bautismo de Juan, ¿era divino o humano? Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “divino”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”.
Los saluda Pablo. Soy apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Esta carta va dirigida a los creyentes que están en Éfeso y que siguen confiando en Cristo Jesús.
Los saluda Pablo. Soy apóstol porque Jesucristo y Dios Padre así lo quisieron. Dios hizo que Jesucristo resucitara de entre los muertos. Así que ningún ser humano me nombró apóstol, sino él.
Después de todo, ¿qué es Apolos? ¿Y qué es Pablo? Nada más que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer. Cada uno de nosotros hizo lo que el Señor le ordenó hacer.