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Referencias Cruzadas

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37 Referencias Cruzadas  

»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo y crea en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que no cree en el Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios».

Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.

Todo el que cree que Jesús es el Cristo es un hijo de Dios. Y todo el que ama al Padre también ama a sus hijos.

Por eso puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Y puede hacerlo porque vive para siempre, y nunca dejará de hablar a Dios en favor de ellos.

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.

Les aseguro que el que cree tiene vida eterna.

Pero a los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

»Les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. No será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Sin embargo, reconocemos que nadie es aceptado como justo delante de Dios por hacer las cosas que demanda la Ley. Somos aceptados como justos por creer en Jesucristo. Nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús. Así que somos aceptados como justos por la fe en él y no por hacer las cosas que demanda la Ley. Porque nadie será aceptado por Dios como justo por hacer esas cosas.

Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

Pero nosotros no somos de los que dejan de creer y acaban por perderse. Somos de los que tienen fe y salvan su vida.

Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el oficial etíope: ―Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?

El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.

Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

Nuestro mensaje de la buena noticia solo es difícil de entender por aquellos que no se salvarán.

Me explico: algunos dicen que el mensaje de la muerte de Cristo en la cruz es una locura. Pero los que así piensan no se salvarán. En cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje tiene el poder de Dios.

Así como reinó el pecado provocando la muerte, ahora reina el amor. Reina el inmerecido amor de Dios, que nos declara justos y nos da vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

»“¡Miren, burlones! ¡Asómbrense y desaparezcan! Estoy por hacer en estos días una obra que ustedes nunca creerán, aunque alguien se la explique”».

»Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.

Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.

»Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

No trabajen por la comida que pronto se acaba. Trabajen por la que permanece para vida eterna. Esa comida se la dará el Hijo del hombre, sobre quien Dios el Padre ha puesto su sello de aprobación.




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