Jesús dijo a los sirvientes: ―Llenen de agua las vasijas. Y los sirvientes las llenaron hasta el borde.
Su madre dijo a los sirvientes: ―Hagan lo que él les ordene.
Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo: ―Ya no tienen vino.
Había allí seis vasijas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros.
―Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete —les dijo Jesús. Así lo hicieron.