Su madre dijo a los sirvientes: ―Hagan lo que él les ordene.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Por la fe Abraham obedeció a Dios cuando lo llamó. Por eso, salió para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia. Y salió sin saber a dónde iba.
Así fue como Dios lo hizo perfecto, para que llegara a ser autor de salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
Mientras Jesús le hablaba a la gente, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera y deseaban hablar con él.