En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto. En el huerto había una tumba nueva en la que todavía no se había enterrado a nadie.
Después de bajarlo, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en una tumba cavada en la roca. En esa tumba todavía no se había enterrado a nadie.
y lo puso en una tumba nueva de su propiedad que había cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba, y se fue.
Jesús le dijo: ―¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: ―Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
Como era el día judío de la preparación, y la tumba estaba cerca, pusieron allí a Jesús.