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Referencias Cruzadas

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Juan 19:30

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Al probar Jesús el vinagre, dijo: ―Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y murió.

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28 Referencias Cruzadas  

Yo te he dado la gloria en la tierra y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.

Al hacerse hombre, se humilló a sí mismo y fue obediente hasta la muerte, ¡y muerte en una cruz!

Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.

»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

Entonces Jesús gritó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos entrego mi espíritu! Y, al decir esto, murió.

Gracias a Cristo, la Ley ya no es el medio de salvación. Al contrario, todo el que cree en Cristo es declarado justo.

Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: ―Tengo sed.

Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, murió.

Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».

―Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —les dijo Jesús—.

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y murió.

La Ley dice que casi todo puede ser limpiado de pecado con sangre, y que sin derramamiento de sangre Dios no perdona los pecados.

Dios entregó a Cristo como un sacrificio a nuestro favor, para así darnos el perdón. Todo el que cree que Cristo murió en nuestro lugar recibe ese perdón. Así Dios demuestra que él es justo y que solo por su paciencia no nos había castigado por nuestros pecados.

―Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús. Entonces Juan aceptó.

El pecado es como la vieja levadura que echa a perder la masa. Durante la Pascua se sacrifica un cordero para que Dios perdone los pecados, y se come un pan nuevo, sin levadura. Celebrar nuestra salvación es como celebrar una Pascua. Cristo es nuestro Cordero de la Pascua, pues fue sacrificado para que Dios perdonara nuestros pecados. Así que, nosotros somos como el pan nuevo, sin levadura, es decir, tenemos una nueva vida, sin pecado.

Pues les digo que tiene que cumplirse en mí aquello que dicen las Escrituras: “Y fue contado entre los malvados”. En efecto, lo que se ha escrito de mí se está cumpliendo.




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