Mientras tanto, Simón Pedro seguía de pie, calentándose. ―¿No eres tú también uno de sus discípulos? —le preguntaron. ―¡No lo soy! —dijo Pedro, negándolo.
Una criada lo vio allí sentado junto al fuego, lo miró detenidamente y dijo: ―Este estaba con él.
Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se le acercó. ―Tú también estabas con Jesús de Galilea —le dijo.
Mientras Pedro estaba abajo en el patio, pasó una de las criadas del sumo sacerdote.
Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió.
Pero él lo negó, diciendo: ―Muchacha, yo no lo conozco.