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Referencias Cruzadas

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Juan 17:9

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.

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17 Referencias Cruzadas  

En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, que era solo copia del verdadero santuario. Él entró en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.

Pues tú le has dado autoridad sobre toda persona para que él les dé vida eterna a todos los que le has dado.

»A los que me diste del mundo les he revelado tu nombre. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.

»No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,

Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».

Sabemos que somos hijos de Dios y que el mundo entero está bajo el control del diablo.

Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:

Todo aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era echado al lago de fuego.

A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra. Es decir, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida. Ese libro pertenece al Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.

Por eso puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Y puede hacerlo porque vive para siempre, y nunca dejará de hablar a Dios en favor de ellos.

Así fue expulsado del cielo el gran dragón, es decir, esa serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. El dragón y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.

Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos corrieron y dieron aviso en el pueblo y por los campos.

―Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.

Y esta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.




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