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Referencias Cruzadas

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Juan 14:21

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará. Y yo también lo amaré y me mostraré a él».

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43 Referencias Cruzadas  

»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.

En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir,

En cambio, el que obedece sus mandamientos demuestra que ama a Dios y puede estar seguro de que es amigo de Dios.

El que de verdad ama pone en práctica los mandamientos de Dios. Y lo que él nos manda es que vivamos amando a los demás. Esto es algo que ustedes han escuchado desde el principio.

Pues el Padre mismo los ama porque me han amado y han creído que yo he venido de parte de Dios.

―Dichosos más bien —respondió Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él, conmigo.

»Dichosos los que dejan de vivir en pecado, pues tendrán derecho al árbol de la vida. Ellos podrán entrar por las puertas de la ciudad.

Pues Dios, que ordenó: «¡Que la luz brille en la oscuridad!», hizo brillar su luz en nuestra mente para que viéramos con claridad la gloria de Dios que brilla en el rostro de Jesucristo.

El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido. Además, le daré una piedrecita blanca. En ella está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe.

Yo estoy en ellos y tú estás en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad. De esta manera el mundo reconocerá que tú me enviaste. Además, sabrán que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.

¡Miren cuánto amor nos tiene el Padre! Por eso somos llamados hijos de Dios. ¡Y de verdad lo somos! Pero los pecadores de este mundo no nos conocen, porque no conocen al Padre.

Dios nuestro Padre nos amó mucho y, aunque no merecemos ese amor, nos consuela eternamente y nos da la seguridad de nuestra salvación. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido

Él me dará la gloria porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.

No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.

El Señor esté con tu espíritu, y a él le pido que te permita gozar de su inmerecido amor.

Así que a todos nosotros nos han quitado la barrera y hemos entendido. Por eso nuestro rostro es como un espejo que refleja la gloria del Señor. Pues el Señor y el Espíritu son uno mismo, y nos van cambiando cada vez más. De ese modo, cada vez nos parecemos más y más al Señor y reflejamos más de su gloria.

Vi al Señor que me decía: “¡Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusalén, porque no aceptarán lo que tú digas acerca de mí”.

Tres veces le rogué al Señor que me lo quitara.




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