»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
―Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.
porque Dios «ha puesto todo bajo su dominio». Al decir que «todo» ha quedado bajo su dominio, es claro que no se incluye a Dios mismo, quien todo lo puso bajo el dominio de Cristo.
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo».
―Aunque yo sea mi propio testigo —contestó Jesús—, mi testimonio es válido, porque yo sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.