Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció. Por eso, mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Esa era la edad que Herodes calculaba tendría el niño, según le dijeron los sabios.
Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que, si alguien sabía dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para arrestarlo.
Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí. Así que fueron a ver no solo a Jesús, sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado.