Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Juan 11:42

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Ya sabía yo que siempre me escuchas. Pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.

Ver Capítulo Copiar

27 Referencias Cruzadas  

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado.

Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.

Por eso puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Y puede hacerlo porque vive para siempre, y nunca dejará de hablar a Dios en favor de ellos.

Cuando vivía aquí en la tierra, Jesús hizo oraciones rogando al que podía salvarlo de la muerte. Lo hizo con fuerte voz y lágrimas. Y fue escuchado porque fue humilde y obediente.

La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.

Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.

»Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.

Les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron. Saben con certeza que salí de ti y han creído que tú me enviaste.

Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.

¿Crees que no puedo pedir ayuda a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?

Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.

En la casa estaban los judíos que habían ido a darle el pésame a María. Al verla levantarse y salir de prisa, la siguieron, pues pensaban que iba a la tumba a llorar.

―Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.

El que me envió está conmigo. No me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.

Y, si lo hago, mis juicios son válidos. Yo no lo hago por mi cuenta, sino en unión con el Padre que me envió.

Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: ―¡Lázaro, sal fuera!

Es que, por su causa, muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.

La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó de entre los muertos seguía contando lo sucedido.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios