Muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María a darles el pésame por la muerte de su hermano.
En la casa estaban los judíos que habían ido a darle el pésame a María. Al verla levantarse y salir de prisa, la siguieron, pues pensaban que iba a la tumba a llorar.
Por eso, anímense y ayúdense unos a otros a fortalecer su fe, tal como lo vienen haciendo.
Por lo tanto, anímense unos a otros con esta enseñanza.
y ayuda en todas nuestras dificultades. Así, con la misma ayuda que de Dios hemos recibido, también nosotros podemos ayudar a todos los que sufren.
Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.
Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.
pero solo una es necesaria. María ha elegido la mejor, y nadie se la quitará.
Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era.
Había un hombre enfermo llamado Lázaro. Este era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas.
―Maestro —respondieron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá?
Jesús vio que María y los judíos que la acompañaban estaban llorando. Esto lo puso muy triste, y lo conmovió profundamente.
―¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.
Muchos de los judíos que habían ido a visitar a María vieron lo que Jesús hizo y creyeron en él.