Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos. Por eso las ovejas no les hicieron caso.
»Les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas es un ladrón y un bandido. Por eso trepa y se mete por otro lado.
Hace algún tiempo surgió Teudas, que se creía alguien muy importante, y se le unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos sus seguidores huyeron y allí se acabó todo.
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Pero a un desconocido jamás lo siguen. Al contrario, huyen de él porque no reconocen voces extrañas».