Si eso fue así, entonces ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la recibieron nos confirmaron que era verdad.
Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos citaron a una reunión del tribunal. ―¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.
Una vez más Jesús se dirigió a la gente y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Maestro —le dijo—, sabemos que has venido de parte de Dios. Pues nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no estuviera con él.
»Israelitas, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre aprobado por Dios ante ustedes con milagros, señales y maravillas. Todo esto lo hizo Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben.