―¿Entonces quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Cómo te ves a ti mismo?
―¿Quién eres entonces? —le preguntaron—. ¿Acaso eres Elías? ―No lo soy. ―¿Eres el profeta? ―No lo soy.
Y dijo: ―Yo soy la voz de uno que grita en el desierto: “Enderecen el camino del Señor” —respondió Juan, usando las palabras del profeta Isaías.