Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.
No estoy diciendo que ya haya conseguido hacer todo eso, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo luchando, con la esperanza de lograrlo, porque Cristo Jesús me salvó para eso.