Una de las cabezas de la bestia parecía haber sufrido una herida mortal. Pero esa herida ya había sido sanada. El mundo entero estaba maravillado y seguía a la bestia.
Así ya no seremos como niños, que cambian de opinión fácilmente y aceptan como verdad cualquier enseñanza. Pues los falsos maestros son astutos y usan métodos engañosos.
La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente. Pero, después de esperar un buen rato, vieron que nada extraño le pasaba. Entonces cambiaron de idea y decían que era un dios.