Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y lo enterraron.
Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con paños y especias aromáticas. Lo hicieron conforme a la costumbre judía de enterrar.
Unas tres horas más tarde entró la esposa, sin saber lo que había ocurrido.