En ese mismo instante se produjo un violento terremoto. Por causa de este terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los sobrevivientes, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo.
Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y queman por completo a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño.
Cuando estuve con ustedes por segunda vez les advertí, y aunque ahora estoy ausente se lo repito: Cuando vuelva a verlos, seré muy duro con los que antes o después hayan pecado.
¿Cuál ha sido el resultado de esta tristeza que Dios les causó? Pues ustedes se esforzaron grandemente en pedirme disculpas. Con tal de que se hiciera justicia, ustedes mostraron enojo, temor, deseo, preocupación y ganas. En todo han demostrado su inocencia en este asunto.
Ahora la mano del Señor está contra ti. Vas a quedarte ciego y por algún tiempo no podrás ver la luz del sol». Al instante cayeron sobre él sombra y oscuridad. Por eso, comenzó a buscar a tientas a alguien que lo llevara de la mano.
Por eso les escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser estricto en el uso de mi autoridad. El Señor me ha dado esa autoridad para fortalecer su fe, no para destruirla.