Después de él surgió Judas el galileo, en los días del censo, y logró que la gente lo siguiera. A él también lo mataron, y todos sus seguidores huyeron.
―Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren.
Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se le acercó. ―Tú también estabas con Jesús de Galilea —le dijo.