Pero muchos de los que oyeron el mensaje creyeron. Así que la cantidad de creyentes, contando solo a los hombres, llegó a unos cinco mil.
Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados. Aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
Unos se convencieron por lo que él decía, pero otros se negaron a creer.
Les aseguro que, si la semilla de trigo no cae en tierra y muere, se queda sola. Pero, si muere, produce mucho fruto.
Alababan a Dios y disfrutaban del aprecio general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.