Al quedar libres, Pedro y Juan volvieron a donde estaban sus compañeros. Les contaron todo lo que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los líderes.
Al oír esto, todos alzaron la voz en oración a Dios: «Soberano Señor, tú eres el creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos.