Así que les mandaron que se retiraran del tribunal, y se pusieron a hablar entre ellos:
Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio. Es más, cualquiera que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal. Y cualquiera que lo maldiga será llevado al fuego del infierno.
Además, como vieron que los acompañaba el hombre que había sido sanado, nada podían decir en contra de ellos.