Desde allí navegamos a lo largo de la costa y llegamos a Regio. Al día siguiente, el viento sopló desde el sur, y al segundo día llegamos a Poteoli.
Cuando comenzó a soplar un viento suave del sur, creyeron que podían conseguir lo que querían. Así que levantaron anclas y navegaron junto a la costa de Creta.
Hicimos una parada en Siracusa, donde nos quedamos tres días.
Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y por fin llegamos a Roma.