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Referencias Cruzadas

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Hechos 27:1

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Decidieron enviarnos a Italia por barco. Pablo y algunos otros presos fueron entregados a un capitán del ejército romano llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.

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29 Referencias Cruzadas  

He llegado a la conclusión de que él no ha hecho nada que merezca la muerte. Pero, como él pidió que el césar lo juzgara, he decidido enviarlo a Roma.

Después de consultar con sus asesores, Festo declaró: ―Has pedido que el césar te juzgue. ¡Al césar irás!

Vivía en Cesarea un capitán del ejército romano llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.

Pero el capitán romano, en vez de hacerle caso, siguió el consejo del capitán del barco y de su dueño.

Allí se encontró con un judío llamado Aquila, natural del Ponto, y con su esposa Priscila. Hacía poco habían llegado de Italia, porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma. Pablo fue a visitarlos

Saluden a todos sus dirigentes y a todos los creyentes. Los de Italia les mandan saludos.

Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su propia casa, con un soldado que lo vigilara.

Pero el capitán quería salvarle la vida a Pablo, y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran al agua para llegar a tierra.

Allí el capitán encontró un barco de Alejandría que iba para Italia, y nos hizo subir a bordo.

Luego le ordenó al capitán de los soldados que mantuviera vigilado a Pablo. Pero también le dijo que le diera cierta libertad y permitiera que sus hermanos en la fe lo atendieran.

Este llamó entonces a uno de los capitanes y le dijo: ―Lleve a este joven ante el comandante, porque tiene algo que decirle.

A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has hablado de mí en Jerusalén, es necesario que lo hagas también en Roma».

Al oír esto, el capitán fue y avisó al comandante: ―¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.

Este llamó en seguida a algunos capitanes y con sus soldados bajaron corriendo hacia la gente. Al ver al comandante y a sus soldados, los alborotadores dejaron de golpear a Pablo.

Después de todo lo ocurrido, Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén. De camino, pasó por Macedonia y Acaya. Y decía a todos: «Después de estar en Jerusalén, tengo que visitar Roma».

Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para salir hacia Macedonia. Estábamos convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar la buena noticia a los macedonios.

Ellos le contestaron: ―Venimos de parte del capitán Cornelio, un hombre justo y que adora a Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dijo que tenía que invitarlo a usted a su casa, porque usted tiene algo que decirle.

El capitán romano, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: ―¡Verdaderamente este hombre era justo!

Había allí un capitán del ejército romano cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir.

Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!

Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.




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