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Referencias Cruzadas

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Hechos 26:17

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

No dejaré que los de tu propio pueblo o los no judíos te hagan daño. Te envío a ellos

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36 Referencias Cruzadas  

―¡Ve! —insistió el Señor—, porque he elegido a ese hombre como mi instrumento. Él dará a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.

Por eso me nombró predicador y apóstol de ese mensaje. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los no judíos para enseñarles la verdadera fe.

Les hablo ahora a ustedes, los no judíos. Para mí es un honor haber sido enviado a ustedes y servirles.

Conoces bien cómo me han perseguido y hecho sufrir mis enemigos. Estás enterado de lo que sufrí en Antioquía, Iconio y Listra, y de los maltratos que soporté. Pero de todo eso me protegió el Señor.

Dios me encargó anunciar ese mensaje, y me eligió como apóstol y maestro.

En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.

»Por tanto, quiero que sepan que esta salvación de Dios se ha enviado a los no judíos. Y ellos sí escucharán».

Él me envió como servidor de Cristo Jesús para ayudar a los no judíos. Yo tengo el deber sacerdotal de anunciar la buena noticia de Dios a los no judíos. De esta manera los presentaré como si fueran una ofrenda aceptable ante Dios. Una ofrenda que el Espíritu Santo ha separado como especial.

Le pidieron con insistencia a Festo que les hiciera el favor de trasladar a Pablo a Jerusalén. Lo cierto es que ellos estaban planeando matarlo en el camino.

pues estoy contigo. Aunque te ataquen, no voy a dejar que nadie te haga daño, porque tengo mucha gente en esta ciudad».

En seguida los creyentes enviaron a Pablo hasta la costa, pero Silas y Timoteo se quedaron en Berea.

Tan pronto como se hizo de noche, los creyentes enviaron a Pablo y a Silas a Berea. Al llegar, se dirigieron a la sinagoga de los judíos.

Así que fueron a disculparse. Luego los llevaron hasta fuera de la cárcel y les pidieron que se fueran de la ciudad.

Pero los judíos hablaron con mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo. También hablaron con los hombres más importantes de la ciudad, y a todos los convencieron de ir en contra de Pablo y Bernabé. Así lograron echarlos fuera de la región.




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