Mis acusadores no me encontraron discutiendo con nadie en el Templo. No me pueden acusar de alborotar a la gente en las sinagogas ni en ninguna otra parte de la ciudad.
―Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley —les dijo Pilato. ―Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie —respondieron los judíos.