En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud.
―No estoy loco, excelentísimo Festo —contestó Pablo—. Lo que digo es cierto y no es locura.
Claudio Lisias, a su excelencia el gobernador Félix. Saludos.
Por lo tanto, yo también, distinguido Teófilo, investigué todo con mucho cuidado desde su origen. Decidí escribírtelo ordenadamente,
Y preparen caballos para llevar a Pablo sano y salvo ante el gobernador Félix.
Cuando la caballería llegó a Cesarea, le entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo.
Cuando trajeron al acusado, Tértulo expuso sus acusaciones ante Félix: ―Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz. Gracias a su excelente administración, se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación.
Pero, para no molestarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente.