Tampoco pueden probar sus acusaciones en mi contra.
Cuando este entró, los judíos que habían bajado de Jerusalén lo rodearon. Presentaron contra él muchas acusaciones graves, pero no las podían probar.
Pero háganlo con humildad y respeto, manteniendo la conciencia limpia. Así, los que hablan mal de ustedes que creen en Cristo se avergonzarán de las mentiras que han dicho en su contra.