Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ―¿Puedes ver algo?
Entonces lo llevaron a una reunión de la Junta Suprema de la ciudad, conocida como Areópago. ―¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? —le preguntaron—.
Así que el capitán lo llevó ante el comandante y le dijo: ―El prisionero Pablo me llamó y me pidió que le trajera este joven, porque tiene algo que decirle.
―Los judíos se han puesto de acuerdo. Le pedirán que mañana lleve a Pablo ante el tribunal. Dirán que desean obtener información más precisa acerca de él.