Entonces el comandante llamó a dos de sus capitanes y les ordenó: ―Quiero que esta noche, a las nueve, vayan a Cesarea. Alisten un grupo de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros.
Así que el capitán lo llevó ante el comandante y le dijo: ―El prisionero Pablo me llamó y me pidió que le trajera este joven, porque tiene algo que decirle.