Muy de mañana, los judíos se reunieron para planear cómo matar a Pablo. Todos juraron no comer ni beber hasta que lograran matarlo. Y al jurar dijeron que una maldición caería sobre ellos si no cumplían su juramento.
Se presentaron entonces ante los jefes de los sacerdotes y los líderes, y les dijeron: ―Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que logremos matar a Pablo.