Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.
Él les responderá: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el menos importante de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí”.
Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.
―¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaban aún más fuerte: ―¡Crucifícalo!
Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
»Sucedió que, a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo brilló de repente a mi alrededor.
“¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.