Los que iban a interrogarlo se retiraron en seguida. Al darse cuenta de que Pablo era ciudadano romano, el comandante mismo se asustó de haberlo encadenado.
Hubo mujeres que confiaron en Dios y por eso él resucitó a sus familiares muertos. Otros estaban presos, pero no aceptaron que los dejaran en libertad. Al contrario, prefirieron morir a golpes, porque esperaban alcanzar una mejor resurrección.