El comandante se acercó a Pablo y le dijo: ―Dime, ¿eres ciudadano romano? ―Sí, lo soy.
Entonces los soldados, su comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús. Lo ataron
Al oír esto, el capitán fue y avisó al comandante: ―¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.
―A mí me costó una fortuna adquirir mi ciudadanía —le dijo el comandante. ―Pues yo la tengo de nacimiento —respondió Pablo.
Cuando lo estaban sujetando con correas para golpearlo, Pablo le dijo al capitán que estaba allí: ―¿Permite la ley que ustedes golpeen a un ciudadano romano antes de ser juzgado?