Miren que la hora viene, y ya está aquí, en que ustedes serán dispersados. Cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.
Así que inició el viaje y se fue a su padre. »Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y sintió compasión de él. Salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.