Pablo había planeado viajar por tierra hasta Asón. Así que, antes de que él partiera, nosotros viajamos hacia allá en barco. Allí lo esperaríamos.
Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.
Jesús se levantó muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro. Luego salió de la casa y se fue a orar a un lugar solitario.
Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para salir hacia Macedonia. Estábamos convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar la buena noticia a los macedonios.
Estos se adelantaron y nos esperaron en Troas.
Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para gran consuelo de todos.
Cuando se encontró con nosotros en Asón, él subió al barco y nos fuimos a Mitilene.