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Referencias Cruzadas

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Hechos 2:27

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

No dejarás que mi vida termine en la tumba. No permitirás que el cuerpo de tu elegido se descomponga.

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26 Referencias Cruzadas  

Fue así como David supo lo que iba a suceder. Supo que el Cristo resucitaría, porque Dios no dejaría que su vida terminara en la tumba, ni que su cuerpo sufriera descomposición.

y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo poder sobre la muerte y el infierno.

Los que habían muerto en el mar se presentaron ante Dios. También se presentaron los muertos que estaban en el reino de la muerte. Cada uno fue juzgado según lo que había hecho.

«¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu arma?».

En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando al final suene la trompeta, los muertos resucitarán con un cuerpo que nunca morirá, y los que estemos vivos seremos transformados.

―Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, respondió: ―Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave del reino de David. El que abre y nadie puede cerrar. El que cierra y nadie puede abrir, dice esto:

Todos ustedes, en cambio, han recibido el Espíritu de parte de Cristo, que es santo. Por eso conocen la verdad.

―¡Ah! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!

Y el ángel le dijo: ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.

―¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!

Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que bajarás hasta el infierno. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta habría permanecido hasta el día de hoy.

En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato. Se unieron con los no judíos y con los israelitas, contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste.

Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se liberara a un asesino.

En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.

Luego les dijo: ―Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que dicen las Escrituras acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.

Por eso mi corazón se alegra, y canta con gozo mi lengua. Mi cuerpo también vivirá en esperanza.

Me has dado a conocer los caminos de la vida. Me llenarás de alegría en tu presencia”.




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