Entonces Demetrio los reunió junto con otros obreros del mismo oficio y les dijo: ―Compañeros, ustedes saben que obtenemos buenos ingresos de este oficio.
Los dueños de la joven se dieron cuenta de que se les había acabado la esperanza de ganar dinero. Así que agarraron a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades.
Todas las naciones han seguido su ejemplo adorando dioses falsos. Los reyes de la tierra se unieron a su idolatría; los comerciantes de la tierra se enriquecieron a costa de lo que ella malgastaba en sus lujos».
Dominados por el deseo de siempre tener más, estos maestros los engañarán para sacarles dinero. Desde hace mucho tiempo su castigo está preparado y los espera su destrucción.
Les consta además que el tal Pablo ha logrado convencer a mucha gente no solo en Éfeso, sino en casi toda la provincia de Asia. Él dice que no son dioses los que se hacen con las manos.