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Referencias Cruzadas

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Hechos 19:21

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Después de todo lo ocurrido, Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén. De camino, pasó por Macedonia y Acaya. Y decía a todos: «Después de estar en Jerusalén, tengo que visitar Roma».

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31 Referencias Cruzadas  

»Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera.

Pablo había decidido no parar en Éfeso para no demorarse en la provincia de Asia. Tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera posible.

A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: «¡Ánimo! Así como has hablado de mí en Jerusalén, es necesario que lo hagas también en Roma».

Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.

pero al despedirse les prometió: «Ya volveré, si Dios quiere». Y se fue de Éfeso en un barco.

De esta manera ustedes fueron un ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.

Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé, llevando también a Tito.

Después de pasar por Macedonia, pues tengo que atravesar esa región, iré a verlos.

Por eso, mi gran deseo es ir a predicarles el mensaje de la buena noticia también a ustedes, que están en Roma.

Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su propia casa, con un soldado que lo vigilara.

y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que presentarte ante el césar. Dios te ha escuchado y ninguno de los que navegan contigo morirá”.

Decidieron enviarnos a Italia por barco. Pablo y algunos otros presos fueron entregados a un capitán del ejército romano llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.

Cuando llegamos a Jerusalén, los creyentes nos recibieron calurosamente.

Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu del peligro que corría, le dijeron a Pablo que no subiera a Jerusalén.

Cuando Galión era gobernador de Acaya, los judíos se pusieron de acuerdo para atacar a Pablo y llevarlo al tribunal.

De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese territorio de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.

Entonces envió a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto. Pero él se quedó por algún tiempo en la provincia de Asia.

En seguida toda la ciudad se alborotó. Todos fueron al teatro, y agarraron a Gayo y a Aristarco. Ellos eran de Macedonia y acompañaban a Pablo en su viaje.

Tengo muchos deseos de verlos para darles ánimo espiritual, para que sigan firmes en lo que han creído.

Lo cierto es que, si el Señor quiere, iré a visitarlos muy pronto. Ya veremos si esos orgullosos solo hablan palabras o si también hacen lo que dicen.

Así podremos predicar el mensaje de la buena noticia más allá de sus regiones, y nadie dirá que estamos orgullosos del trabajo ya hecho por otros.




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