Algunas personas se unieron a Pablo y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, miembro de la Junta Suprema. También, una mujer llamada Dámaris y otros más.
Entonces lo llevaron a una reunión de la Junta Suprema de la ciudad, conocida como Areópago. ―¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? —le preguntaron—.
Algunos de los judíos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas. También se les unieron un buen número de mujeres prominentes y muchos griegos que adoraban a Dios.