Luego les dijo: ―Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que dicen las Escrituras acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.
Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús. Por tanto, al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.
Jesús fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios. Y, por medio de gente malvada, ustedes lo mataron, clavándolo en la cruz.
Pero Dios me ha ayudado hasta hoy. Por eso me mantengo firme, hablando de esto a todos por igual. No he dicho sino lo que los Profetas y Moisés ya dijeron que sucedería: