Al instante un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado la gloria a Dios. Herodes murió comido de gusanos.
Este hombre malvado luchará contra todo lo que pertenezca a Dios o contra todo aquel que lo adore. Se adueñará del templo de Dios y dirá que es Dios.
Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó.
La gente gritaba: «¡Voz de un dios, no de hombre!».