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Referencias Cruzadas

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Hechos 12:17

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. ―Cuéntenles esto a Santiago y a los otros creyentes —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.

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28 Referencias Cruzadas  

Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la gente. Cuando todos guardaron silencio, les dijo en hebreo:

Los judíos empujaron a un tal Alejandro hacia adelante, y algunos de entre la gente lo sacaron para que tomara la palabra. Él agitó la mano para pedir silencio y presentar su defensa ante el pueblo.

Pablo se puso en pie, hizo una señal con la mano y dijo: «Escúchenme, israelitas, y ustedes, los no judíos que creen en Dios.

Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a ver a Santiago, y todos los líderes estaban presentes.

Cuando terminaron, Santiago tomó la palabra y dijo: ―Hermanos en la fe, escúchenme.

Y es que, antes que llegaran algunos de parte de Santiago, Pedro acostumbraba comer con los no judíos. Sin embargo, cuando ellos llegaron, dejó de hacerlo y se separó de los no judíos. Les tenía miedo a los judíos que insistían en la necesidad de circuncidarse.

En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.

No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.

Luego se le apareció a Santiago y más tarde a todos los apóstoles.

Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.

Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas. Pero Jesús se escondió y salió del Templo sin que lo vieran.

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.

Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.

Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia. Allí se encontraron con los creyentes y los animaron. Después, se fueron.

Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le dijo: ―Pregúntale a quién se refiere.

Volvió Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando antes; y allí se quedó.

Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.

Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar solo por señas, pues seguía mudo.

¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se sentían ofendidos a causa de él.

Cierto día, se habían reunido como ciento veinte creyentes. Entonces Pedro se puso de pie en medio de ellos, y les dijo:

Entre tanto, Pedro seguía llamando. Cuando abrieron la puerta y lo vieron, quedaron pasmados.

Al amanecer se produjo un gran alboroto entre los soldados respecto al paradero de Pedro.

Los creyentes de Roma, habiéndose enterado de nuestra situación, salieron hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo.




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