Así que Dios les dio a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo. Y si así lo hizo, ¿quién soy yo para oponerme a Dios?».
―¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?
»Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos. Tal como descendió sobre nosotros al principio, así lo hizo sobre ellos.
Los creyentes judíos que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados. Les sorprendía que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los no judíos.
Pero, si es de Dios, no podrán destruirlos, y ustedes se encontrarán luchando contra Dios». Se dejaron convencer por Gamaliel.