diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios ha mandado que ustedes cumplan».
Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.
El Dios que da la paz levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, al gran Pastor de las ovejas. Por medio de su sangre, Dios estableció con nosotros un pacto eterno.