En el caso de los levitas, los diezmos los reciben hombres que un día morirán. En el otro caso, los recibe Melquisedec, de quien se dice que está vivo.
mientras que este llegó a serlo con el juramento de Dios, que le dijo: «El Señor ha jurado, y no cambiará de opinión: “Tú eres sacerdote para siempre”».