¡Y ese nuevo sacerdote lo ofreció Dios bajo juramento! Los otros sacerdotes llegaron a serlo sin juramento,
Y en otro texto dice: «Tú eres sacerdote para siempre, de la misma clase que Melquisedec».
Pues esta Ley no hizo a nadie perfecto. Y, por otra parte, se nos presenta algo mejor en qué confiar. Esa confianza nos permite acercarnos a Dios.
mientras que este llegó a serlo con el juramento de Dios, que le dijo: «El Señor ha jurado, y no cambiará de opinión: “Tú eres sacerdote para siempre”».