Entonces uno de los líderes me dijo: «¡Deja de llorar! ¡El león de la tribu de Judá, el heredero al trono de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y romper sus siete sellos».
»Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para anunciar estas cosas a las iglesias. Yo soy el heredero del trono de David. Soy la brillante estrella de la mañana».
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues nos ha dado en los cielos toda clase de bendiciones espirituales. Y eso ha sido posible gracias a Cristo.
Cuando comparo todo con el inmenso valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, me doy cuenta de que nada tiene importancia. Por él lo he dejado todo, y lo considero basura, pues todo cuanto quiero es a Cristo.
»“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, no eres la menor entre las principales ciudades de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel”».